La primera vez que escuché a Redil Cuarteto en
vivo fue en el auditorio Teresa Cuervo, del Museo Nacional, en un concierto que
presentó temas tanto de su primer disco, La
Rana (La Rana Producciones, 2012), como del que aún estaba por lanzarse: El canto del búho (msf, 2013). Recuerdo que al salir del
concierto, una música que yo no había esperado me dejó la sensación visual de
un rosado cálido, sutil. Pero, no sabía a qué atribuir ese color, por eso estuve
escuchando otra vez La rana por
varios días y, en ese ejercicio, noté que a veces uno se va formando una idea
del jazz como una expresión siempre sorpresiva, siempre en el límite del
desconcierto, y que por eso no me había esperado, aquella primera vez en vivo
con Redil, una música apacible.