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Archivo Festival En tiempo real |
El tiempo real, que es el de la puesta en escena, el de la acción, nos remite en el contexto de la música electroacústica a la manipulación de un sonido de manera simultánea a su emisión a través de una fuente, que puede ser acústica, pero también electrónica o digital. El nombre de este festival, que llega este año a su sexta edición, nos sitúa entonces en dos de sus intereses esenciales: las prácticas del arte sonoro en la vivencia del performance, y el diálogo experimental entre el sonido (y el ruido) y las tecnologías. Hablamos con Ana María Romano G., su directora, acerca de la programación de este año y de la historia del Festival.
La temporada 2016 se lanza este 24 de abril en Laplataforma Para Las Artes*, cuya casa será muy oportuna para la experiencia de construcción espacial del sonido a la que el público podrá asistir. Entre la una y las cinco de la tarde, habrá una instalación sonora curada por la compositora bogotana Michele Abondano, que reúne obras de ocho compositoras latinoamericanas. Y es que la presencia femenina es otro de los intereses imprescindibles para el Festival En tiempo real. Aunque Ana María cree en la cuota del 50-50, ha llegado a celebrar también que la cuota femenina supere la masculina, tanto en la programación del Festival como en su equipo de trabajo, en vista de que durante tantos años a nadie le sorprendió que los hombres fueran por doquier los únicos protagonistas. Para ella, quienes dirigen y curan programaciones, y convocan equipos de trabajo, deberían apostarle a buscar más el trabajo de las mujeres, aún pocas veces visibilizado pero con frecuencia prolífico y de calidad.
De manera simultánea a la instalación, habrá una muestra audiovisual en línea que será presentada por el propio público, y a las 5:00 pm se presentará, con instrumentos electroacústicos diseñados y fabricados por ellos mismos, el dúo canadiense Rust. Su búsqueda es la de una experiencia musical que no sea intelectual sino corporal y espiritual, mediante una propuesta de sumersión sonora, idea también acorde al lema del Festival para este año: una experiencia envolvente. Casi palpable, diría Romano: “donde el sonido es una cosa que toca, una cosa que agarra”.
La primera edición del Festival En tiempo real se llevó a cabo en 2009, desde la entonces activa Fundación Espacio Cero, que acompañó al Festival también en sus ediciones de 2010 y 2011. Como parte de su entusiasta nacimiento, el Festival estrenó la obra De lo secreto en los rastros, que le comisionó al compositor bogotano Fernando Rincón para la ocasión, y contó con dos semanas de programación, que incluyeron conferencias, talleres y conciertos con invitados tanto internacionales como locales, criterio este último que se mantiene hasta hoy. Pero esa dinámica de actividad intensa concentrada en un solo bloque temporal, propia de lo que entendemos por un festival, se vio retada el año siguiente. En principio, por la necesidad de sortear mejor los costos, en 2010 el Festival se realizó en dos momentos. El primero de ellos, en Matik-Matik, durante los miércoles de abril y bajo el nombre Lado B, que resolvía entonces la escisión temporal del Festival a la vez que rendía homenaje a una de las fascinaciones tecnológicas de la generación de músicos urbanos a la que pertenece Romano. Y el segundo, en el Museo Nacional el mes de noviembre, para completar una edición que sería esta vez estrictamente musical. Este mismo año, el Festival ganó el reconocimiento de Apoyos Concertados de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que le permitió publicar las memorias del Festival en 2009, en una edición de lujo que se llamó REC. Memorias en tiempo real, que consta de un libro y dos cds.
Pero esta apuesta de prolongar las actividades en distintos meses, sin perder el marco de un festival, resultaría atractiva más allá del criterio económico. En 2011, el Festival volvió a contar con el respaldo de Apoyos Concertados, que le permitió publicar 14. Lado B Nuevos encuentros sonoros, un cd que recoge las temporadas de 2010 y de 2011. Esta vez, el Festival ofreció actividades en agosto, septiembre, octubre y noviembre, lo que constituye todo un reto debido a la intensa oferta cultural con la que cuenta Bogotá durante el segundo semestre del año. Reto que se repitió en 2013, cuando el Festival regresó con un apoyo del ciclo Música con Tempo Colombiano de la Biblioteca Nacional, espacio en el que se llevó a cabo un concierto de miniaturas electroacústicas y una instalación sonora como cierre del evento.
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Además de la dirección y la gestión del Festival, en manos de Ana María Romano G. también está la curaduría, para la que ella se nutre de distintas fuentes: desde su propia investigación, pasando por los festivales en los que participa, hasta las propuestas que le llegan directamente, dada la visibilidad que tiene hoy En tiempo real para la movida experimental y electroacústica más allá de nuestras fronteras. Se suman a esta red de búsquedas, por supuesto, las posibilidades materiales de contar con los invitados, y surge aquí otro de los criterios fundamentales para este festival: el esfuerzo debe ser compartido, en el sentido de que los artistas que vienen de afuera deben gestionar los recursos para su viaje, mientras que aquí el Festival garantiza la logística y, tan importante como este compromiso mutuo, los respectivos honorarios, ya no solo para los artistas sino también para todo el equipo de trabajo que se reúne en cada edición.
Todo este recorrido ha hecho que En tiempo real no solo tenga vida en Bogotá, sino que también le ha permitido estar presente como agente en otros ciclos y festivales del mundo, que han invitado a Romano para que, en nombre de su Festival, proponga por ejemplo curadurías y colecciones de trabajos colombianos, o participe de intercambios artísticos. Bajo este mismo modelo, la Mesa de Investigación Musical de Bogotá contó en 2015 con el perfil de En tiempo real para coordinar la publicación multimedia Relatos sonoros de una ciudad. Volumen 2 (que se lanzará el 27 de abril en la FILBO).
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En tiempo real resulta ser así un festival con una flexibilidad singular, no solo en su oferta sino también en el modelo propio que ha desarrollado con el tiempo, y así como celebra que se hayan venido transformando las posturas de los artistas y de las universidades, y que venga cambiando esa idea obtusa de que las músicas requieren de un público especializado, así mismo continúa apostándole a un público abierto que se deje tocar por la curiosidad. Lejos de la idea de la formación de públicos entendida como educación, explica Ana María, “estamos mostrando nuestro trabajo, para que sea a través de él que la gente decida si le gusta o no”.
En mayo de este año, el Festival visitará nuevamente Matik-Matik, y se esperan actividades concertadas con algunas universidades en agosto, septiembre y noviembre. En el Soundcloud del Festival se pueden oír algunas de las experiencias de las ediciones anteriores, y la programación del lanzamiento se encuentra en su página.
En mayo de este año, el Festival visitará nuevamente Matik-Matik, y se esperan actividades concertadas con algunas universidades en agosto, septiembre y noviembre. En el Soundcloud del Festival se pueden oír algunas de las experiencias de las ediciones anteriores, y la programación del lanzamiento se encuentra en su página.
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