Retrospectiva de la Nueva Música Colombiana contada por sus protagonistas

Jacobo Vélez 
Edson Velandia

Esta sesión estuvo dedicada a problematizar lo que se ha llamado la NMC, tanto en relación con el acierto del nombre, como con aquello que trata de describir o etiquetar. En medio del diálogo, los invitados contaron aspectos de su propia carrera musical y de sus vínculos con la escena que este nombre pretende definir.

El nombre en sí mismo nace entre el 2004 y 2005, más de una década después de lo que se ha convenido entre periodistas y académicos como el nacimiento de este movimiento. Dos eventos musicales fueron fundamentales para la acuñación de esta etiqueta. En primer lugar, el Primer Festival de Identidad Fusión que en 2004 fue presentado como un evento donde las bandas invitadas juntaban las tradiciones del folclor colombiano con ritmos como el jazz, el rock, el rap, el reggae y el funk. Y en segundo lugar, el Primer Festival Bat (British American Tobacco) de la Nueva Música Colombiana, en 2005, que ya en su nombre incorporaba la etiqueta que se quedó para describir este fenómeno. Sin embargo, para los invitados a la charla, este nombre aparte de no tener swing, como lo describe Jacobo, es en realidad un término que nace entre lo académico y lo comercial pero que a veces resulta ajeno, demasiado frío o demasiado amplio y vago para los músicos. 

Pero más allá del nombre, que además puede remitir de manera equivocada a una intención patriótica en este movimiento, los invitados dirigen su atención hacia lo que consideran el nacimiento del fenómeno musical englobado en la categoría NMC y que tiene origen en los primeros años de la década de los noventa. A principio de la década, dos hechos cobran relieve: el primero, la Constitución de 1991, que define a Colombia como una nación multicultural, un paso enorme hacia el reconocimiento de la multitud de expresiones culturales que perviven, muchas en situación de amenaza, en el territorio colombiano. Y entre ellas, por supuesto, las expresiones musicales que poco a poco comenzarán a ser más visibles a lo largo de los años noventa. La otra situación es, en medio de una realidad marcada por el narcotráfico y la violencia armada, una suerte de nacionalismo azuzado por los triunfos de la Selección Colombia, que en 1990 vuelve a un Mundial de fútbol luego de 28 años. A raíz de este Mundial, varias canciones con tintes patrióticos, algunas compuestas años antes y otras después, pusieron en boca de todos, aparte de la salsa obligatoria, ritmos caribeños colombianos como el chandé, el vallenato y la cumbia, de artistas como Raíces, Diomedes Díaz o Francisco Zumaqué.

Este caldo de cultivo, en el que confluye una pregunta de los jóvenes músicos por la identidad, propició una apertura a diferentes propuestas musicales que tuvo inicio entre 1993 y 1996. En 1993, Carlos Vives y La Provincia publican Clásicos de la Provincia (Sonolux), un hito del encuentro entre las sonoridades caribeñas y los sonidos del rock y del pop. En torno a Vives se configura además todo un movimiento juvenil que empieza a cuestionarse su papel en la sociedad y que se expresa en programas de televisión como La tele, que tendrá en 1997 una continuación en El siguiente programa, de Santiago Moure y Martín de Francisco, así como en varios programas de radio juvenil. También en 1993 aparece La candela viva, de Totó La Momposina, con la que se abre el mercado de la World Music para los sonidos colombianos en el exterior. Y en 1996, un año muy significativo para la escena, se publica el álbum Bloque de búsqueda (Gaira/Sonolux), de la banda homónima en la que participan algunos integrantes provenientes de La Provincia, que acompañaban a Carlos Vives y que le apuestan a un sonido más experimental, más urbano y menos pop del que hacían tres años antes con Vives. En el mismo año aparece la primera versión del Festival Jazz al Parque y se publica Travesía (MTM, 1996), disco clave para la carrera de Antonio Arnedo, para la historia del jazz colombiano y para aquello que se denominará la NMC.

A partir de allí se consolida un movimiento cuyo atributo definitivo, para los invitados, consiste en que es ecléctico y no obedece a un centro sino a la apuesta de muchas cabezas en diferentes lugares del país, aunque siempre está asociado a capitales como Cali, Medellín y Bogotá. La NMC no es un género, sino la confluencia de varios de ellos y de múltiples estilos, donde las músicas de las costas atlántica y pacífica, y de algunas regiones andinas, se asocian sobre todo con el jazz y el rock como elementos foráneos o urbanos. También se dijo que uno de sus fundamentos es una reacción a la música comercial y en particular al modelo cubano que había colonizado Latinoamérica sobre todo en los años 80, con la salsa y el son. Es un movimiento que piensa la música colombiana desde distintos horizontes estéticos pero que, aseguran los invitados, comparten ciertas afinidades. Así, aunque la categoría NMC es problemática por sí misma, también resulta necesario contar con un nombre para poder hablar de un fenómeno innegable, de cuya existencia y evolución este seminario es prueba.

Sin embargo, para dejar la discusión abierta, Velandia señala que el movimiento llamado la NMC sigue siendo un invento de las universidades bogotanas, una iniciativa que nace en la academia o de músicos formados académicamente. Un movimiento intelectual con unos desarrollos muy importantes, pero que no es de la misma naturaleza a la de desarrollos como el de la salsa choke en Cali, la cual podría ser considerada erróneamente como parte de la NMC siguiendo algunas de sus características. La discusión, entonces sigue abierta.

Como parte de la charla, Luis Daniel Vega presentó una bibligrafía de interés para profundizar en el tema.

Calle, Simón, (2012), Reinterpreting the Global, Rearticulating the Local: Nueva Música Colombiana, Networks, Circulation, and Affect, [en línea] Tesis de doctorado, Columbia University, [fecha de consulta: 21 de agosto de 2015]. Disponible en:   http://academiccommons.columbia.edu/item/ac:153358

Sevilla, Manuel, & Juan Sebastián Ochoa, Carolina Santamaría, Carlos Eduardo Cataño, (2014),  Travesías por la tierra del olvido: modernidad y colombianidad en la música de Carlos Vives y La Provincia, Bogotá, Universidqad Javeriana.

Santamaría, Carolina, (2007), La “Nueva Música Colombiana”: la redefinición de lo nacional en épocas de la world music”. El Artista: Revista de Investigaciones en Música y Artes Plásticas, (No. 04) pp. 6-24.

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